sábado, 13 de marzo de 2010

¿PORQUÉ NUESTRO BLOG SE LLAMA “LA REVOLUCIÓN DE LOS PENDIENTES”?



Todo comienza cuando Sara y yo, compartiendo unos días juntas por el reciente primer cumpleaños de Alejandra, comenzamos a vivir muy en primera persona, y más que nadie Sara que comparte tanto tiempo con Ale, “momentos” los cuales nos transmitían un cóctel de emociones y sentimientos que al principio nos resultaban graciosos, luego no tan graciosos, luego nos daba rabia y en el último extremo nos resultaban indignantes.
Nos indigna el hecho de vivir en una sociedad tan cuadriculada que si te sales del “ideal de normalidad” todo parece raro, extraño y te expones a que cuestionen todo de ti, sin ningún tipo de problema por el hecho de que “no es lo normal”. Nos indigna también el hecho de que algunas personas, por el hecho de tener esa mente tan cuadriculada, puedan hacer cualquier tipo de comentario, sin reflexionar, pensar de antemano y abrir un poco su mente antes de soltar tanta “insensatez” por la boca. Nos indigna muy pero que mucho la idea de que vivamos en esa constante dicotomía de mujer y hombre con sus roles asociados así sin más, porque hacen que seamos simples títeres, los cuales somos guiadxs por esa mano llamada “patriarcado”, que nos guía como quiere para su propio beneficio, nos indigna también…….. bueno muchas cosas más que iremos contando a lo largo de este blog, que nos va a servir como forma de expresar, reflexionar, criticar, todo aquello que no nos gusta de la sociedad patriarcal y machista en la que vivimos.
¿Porqué, “La revolución de los Pendientes”?, la verdad que muy sencillo. Es el hecho principal por el que comienza ese dilema para muchas personas, cuando ven a un bebé y no saben inmediatamente si es niña o niño para poder clasificar según el sistema de género y no sentirse en un terreno abstracto que produce miedo ya que se sale de la idea de dualidad permanente y esa dicotomía “inquebrantable”.
Eso pasa cuando una bebé, no lleva uno de los marcadores sociales de sexo más frecuentes en nuestra sociedad, es decir, los pendientes. Elementos simbólicos que se les ponen a las niñas en el lugar más visible del cuerpo, como son las orejas, bueno y esto combinado con el vestidito de volantes rosa, con el gorrito rosa, y los zapatitos de charol rosa, ya que otro de los marcadores sociales de sexo son los colores rosa y azul, para niñas y niños respectivamente, y aunque evidentemente se trata de un código artificial y socialmente construido, el orden simbólico ejerce una presión tan fuerte en el inconsciente colectivo que cuando alguien se sale de esas pautas crean conflicto y situaciones incómodas para muchas personas. El uso de los pendientes no tiene otro significado que de clasificar a una persona dentro del género femenino o masculino y así poder saber cómo tenemos que dirigirnos y no caer en ese terreno abstracto que produce miedo del que hablábamos antes.
Por eso, creemos que un paso importante para desmontar esa dicotomía que nos imponen desde que nacemos es reivindicar el “no uso” de los pendientes porque una de las formas para crear cambio es que la gente entre en conflicto y repiense y reconstruya sus “manías y podridas” estructuras dicotómicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario